De pronto desperté y estaba en una vieja cama de resortes, con una pequeña pegada a mi pecho, y un extraño hombre abrazado a mi espalda. Sentí un ligero dejavú cuando alguien mencionó mi nombre y me dijo que ya era hora de levantarme.
Mi visión periférica hizo que mis movimientos fueran bastante lentos para poder observar en perspectiva todo lo que había a mi alrededor. Un techo de esteras cubría la pequeña habitación donde estaba lo que supuse era mi cama, el piso no era piso sino simplemente arena, unas tres improvisadas camas cercaban la pequeña habitación, y un olor a querosene me atraía hacia algún peligro rondando fuera, abrigué bien a mi pequeña, le di un beso en la frente al hombre de mi lado y caminé hacia donde me llamaban.